La noche comenzó con el Zaragoza como provisional descendido, por llegar en esa posición a esta jornada, aunque se intuía que tenía muchas posibilidades de ganar al haber desplazado a 10.000 zaragocistas al Ciudad de Levante.
Por tanto, todas las miradas estaban en el duelo directo de la jornada; el Real Sociedad-Getafe, aunque pronto (minuto 4) el partido clave cambió de escenario. Se adelantaba Aduriz para el Valencia en Riazor y en ese momento el Depor era equipo de Segunda División, máxime cuando Gabi adelantaba al Zaragoza y libraba al conjunto maño de la quema. La tragedia revoloteaba Riazor.
En el resto de los partidos, los resultados no acompañaban, puesto que Real y Getafe estaban empatando a un tanto, un resultado que les valía a ambos puesto que además de la derrota momentánea del Depor, el Mallorca iba perdiendo con claridad ante un espléndido
Osasuna también hacía los deberes y Cejudo daba la tranquilidad en el Reino de Navarra, con lo cual la jornada tenía tintes de ser un mano a mano entre Depor y Mallorca. Un sólo gol del Deportivo mandaba a Segunda al Mallorca, pero ese gol nunca llegó.
No fue por falta de oportunidades, el Deportivo gozó de claras ocasiones de gol pero unas veces la mala puntería, y en otras César, hacían perder las esperanzas deportivistas. Incluso en el descuento, tras un barullo en el área valencianista, el balón le quedó de cara a Colotto, el cual tuvo la gloria en sus botas pero como todo su equipo, no tuvo su noche y el balón se fue muy desviado. En una contra llegó la certificación del descenso, Soldado no perdonó. La pegada entre un equipo y otro fue descomunal, porque por ocasiones de gol, el Depor mereció más. Pero igual si el Depor tuviese más pegada no hubiese llegado a la última jornada con la soga al cuello. De una forma u otra, el Valencia (otra vez el Valencia) amargaba la temporada al conjunto Gallego.
Mientras, el Mallorca una vez finalizado su partido, aguardaba con transistor en mano el pitido final de Riazor, en una imagen que recordaba a la de hace exactamente un año cuando tenían la clasificación para la Champions League practicamente asegurada (con Nunes en el centro del campo a punto de descorchar una botella de champán), y un gol en el último suspiro del canterano sevillista Rodri en el Juegos Mediterráneos almeriense les aguaba la fiesta. Esta vez no sucedió así, y el Mallorca pudo celebrar el éxito conseguido, quizás mucho más importante que el que se le escapó el año anterior.
El Depor por contra, 20 años después acabará con sus huesos en Segunda División, con una afición que no tuvo un sólo reproche a los suyos, consciente de que su equipo lo intentó todo, que se dejó la piel en el campo, y que el infortunio propio y el ajeno al no beneficiarle otros resultados, propiciaron el fatal desenlace. La buena noticia para el Depor es que sus dos capitanes (los grancanarios Valerón y Manuel Pablo) han asegurado su continuidad en el equipo, y son dos piezas claves no sólo en el terreno de juego sino también en el vestuario, y en Segunda División, una categoría siempre muy igualada, tener un vestuario aseado es clave para conseguir los objetivos, por tanto, hasta pronto Depor.
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