La eliminación de España a las primeras de cambio de los Juegos Olímpicos ha sido una gran sorpresa que ni los más pesimistas podían presagiar, máxime cuando los rivales del grupo de "La Rojita" eran Japón, Honduras y Marruecos. Apeados tras los dos primeros partidos, los futbolistas tendrán que soportar el mal trago de permanecer en Londres unos días para jugar el tercer encuentro.
Malas sensaciones, ni un solo gol en 180 minutos, solo ejerciendo la a priori evidente superioridad en la última media hora ante Honduras con la entrada de Rodrigo. España, ahora sí, creó buenas ocasiones con el desequilibrio individual de Muniain y la presencia en el área del delantero del Benfica.
Postes, polémica arbitral y desesperación final que nos devuelven al recuerdo de tiempos no tan lejanos donde ese era el sino habitual español en los grandes eventos internacionales.
Uno de los motivos que se esgrimen para explicar la hecatombe es el
aspecto físico de nuestros internacionales. Básicamente que llegan fundidos. Lo cierto es que cada vez que España llega a la fase final de un torneo internacional, siempre se comenta este dato. Como si el resto de selecciones estuvieran descansando todo el año. La selección absoluta ha conseguido la triple corona después de una Liga "agotadora". Solo tres futbolistas de la selección de Luis Milla, al que le están cayendo casi todos los palos, estuvieron en la última Eurocopa: Javi Martínez, Juan Mata y Jordi Alba. El argumento o excusa del estado físico (que por supuesto que estarán menos frescos a estas alturas del año)
se desmonta con los comentados últimos 30 minutos ante Honduras, donde España fue un ciclón.
Faltó fútbol principalmente. También esa pizca de suerte que suelen tener los grandes equipos cuando no están inspirados que les hace ir superando obstáculos para ir de menos a más en los torneos. Del combinado nacional que obtuvo brillantemente el billete a Londres hace un año en el
europeo sub 21 de Dinamarca, se cayó de la lista por lesión Thiago Alcántara. Su baja se notó antes de lo esperado.
Ya las sensaciones del primer amistoso ante Senegal habían sido malas donde una selección a priori muy inferior a España se impuso con justicia. En los partidos de preparación, más allá del resultado, se busca probar determinadas cosas y tener buenas sensaciones de cara al torneo oficial en disputa. Mejoraron (sin deslumbrar) ante México. En Londres, dos derrotas consecutivas. En los cuatro últimos partidos, un solo gol.
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